Archivos de la categoría ‘Violencia contra la mujer en pareja’

Testimonial de Guillermo Francella en contra de la violencia de género. Guion: Leticia Martín. Directora de Arte: Alejandra Getino. Producción: Evelin Pierotti, Hernán Perez Menendez. Productora: 2001 Producciones. Para Secretaría de Comunicación Pública, Presidencia de la Nación. Mayo 2011

Han sido muchos los mails que estan enviando al correo víctimas de abusos sexuales o personas cercanas a las víctimas, preguntando ¿Qué hacer después de la vivencia traumática? Por eso quiero dejarles debajo algunos datos muy utiles donde seguramente encontraran ayuda.

violacion

Atención al Ciudadano: Atención a las víctimas

Si sos víctima de maltratos, golpes, abandono de familiares o violación:

Llamanos al 137

La atención está garantizada durante las 24 horas los 365 días del año.
Actúa sólo en Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Si vos no podés pararlo, nosotros si.

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Si has sido víctima de cualquier ataque sexual.

LLamanos: 4958-4291 – 4981-6882

La atención está garantizada durante las 24 horas los 365 días del año.
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Centro de Atención a las Víctimas de Violencia Sexual

Domicilio: Pasaje Peluffo 3981 . Barrio Almagro
Tel: 4981-6882/4958-4291(24hs)
Titular del Centro: Comisaria Hilda Noemí Ferrari
E-mail: abusosexual@policiafederal.gov.ar

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Si sabés, has observado, te han contado o sospechás de una situación de Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños o Adolescentes.

LLamanos  AL 0800-222-1717

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Desde febrero de 2010, cuando murió Wanda Taddei a raíz de las quemaduras provocadas por una pelea con su pareja, la modalidad se repitió en 26 casos, de los que 13 acabaron en muerte. Las razones de un ataque horroroso. La teoría del copycat. Veremos la opinión de los especialistas.

El efecto copycat es el poder de los medios de comunicación y la cultura para crear una epidemia de conductas similares. El copycat es un patrón que a decir del autor, es el pequeño y sucio secreto de los medios, los cuales provocan una especie de epidemia de conductas similares a las que presentan en pantalla pero, que curiosamente, por el uso del lenguaje que adoptan, parecen poner una distancia entre los eventos y el reporte que ofrecen, para adoptar una postura que les permita decir que ellos no son parte del problema.

Yo era un chico muy decente, ella era una prostituta / ya no usará la cama, ahora duerme en una tumba (…) / no quiero que con su sangre puedas escribir mentiras / la maté porque la amaba, la maté porque era mía”, dicen diversas estrofas de la canción “La maté porque era mía” del grupo vasco Platero y tú. Mucho antes, Julio Navarrine graficó algo similar en el tango “A la luz del candil”: “…me traicionaban / y los maté a los dos (…) / Las pruebas de la infamia / las traigo en la maleta: / ¡las trenzas de mi china / y el corazón de él!”. La idea de que la mujer es un objeto cuya posesión indiscutible es del hombre está arraigada en la sociedad desde hace años. Golpes, maltrato verbal y muerte son las formas que los hombres adoptan para “castigar” a sus posesiones. Durante el año pasado, 260 mujeres fueron asesinadas como consecuencia de esa concepción, un 12,5 por ciento más que en 2009. Y desde que Eduardo Vázquez, ex baterista de Callejeros, mató a su esposa Wanda Taddei prendiéndole fuego, la modalidad se extendió: otras 26 mujeres fueron quemadas por sus parejas: 13 de ellas murieron.

“Que otro lo haya hecho antes, le quita gravedad al acto, le borra una parte del tabú y lo banaliza. Son delitos copycat, se busca la modalidad y se hace”, considera Enrique De Rosa, psiquiatra forense y docente de psicología y medicina psiquiátrica de la UBA. Copycat es el imitador de un asesino famoso: mata con el mismo método. En este caso, la supuesta fama alcanzada por Vázquez es el elemento motivador, a tal punto que después del ataque a su esposa, el servicio telefónico del Programa de asistencia a mujeres víctimas de violencia de la Provincia de Buenos Aires, registró un aumento de una amenaza concreta: “Te voy a quemar como a Wanda”. Para el especialista, prender fuego a una persona es “un acto premeditado que no responde a la estructura de emoción violenta, como la que presentan hombres que matan a puñaladas, a tiros, o empujan por el balcón. Tienen que ir a comprar combustible o buscarlo en la casa, rociarlo sobre el cuerpo, arrojarle un fósforo para encenderlo… No es gente que pierde la capacidad de comprensión”.

La psicóloga forense Ana María Cabanillas, en cambio, señala que “a veces es premeditado y a veces no. La acción surge de una situación de macro violencia y es un exponente de la destrucción del otro, la persona aparentemente amada. En este caso hay una ola de estimulación a hacer determinada cosa, una imitación desde lo social”.

Los números parecen confirmar los dichos de Cabanillas: en 2009 fueron diez las mujeres que murieron quemadas por sus parejas; en 2010 la modalidad creció un diez por ciento (se registraron once muertes) y en los dos primeros meses de 2011 ya hay seis ataques similares, de los que cuatro sucedieron en los últimos diez días (tres muertes). Las estadísticas recopiladas por organizaciones de la sociedad civil –no hay a nivel oficial– indican que en muchos de esos casos, las mujeres habían denunciado con anterioridad a sus parejas por maltrato.

Haydée Birgin, socióloga e investigadora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), comentó que en la investigación que realiza sobre los expedientes de violencia incorporados en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires, notó “que están tomadas todas las medidas de protección por parte de los jueces de familia. Lo que falta es apoyo objetivo real. La violencia no es un tema de leyes ni de psicoterapeutas y no hay instituciones de apoyo y seguimiento, entonces las mujeres desaparecen después de las denuncias”.

Esa desaparición obedece no sólo a la falta de asociaciones de apoyo: también a no poder romper con el círculo de violencia, que llega a considerarse como una variante “natural” de la relación, que comenzó con violencia verbal y psicológica, celos desmedidos, control de actividades, y derivó en violencia física.

Los sujetos que la ejercen, para De Rosa, “no pueden elaborar una instancia intermedia entre el pensamiento y la acción. Quieren hacer desaparecer al otro, con algo que es tan terminante como el fuego. No es sólo un hombre violento como el que pega o maltrata: por un lado, está el deseo de destrucción, y por el otro, simbólicamente, el intento de purificación. El fuego limpia los pecados”. De cualquier tipo, reales o imaginarios.

Una idea que ejemplifica el dicho “poner las manos en el fuego” por alguien: la fidelidad de esa persona logrará que quien lo haga no se queme. En el caso de las parejas, dice De Rosa, implica que “si se queda conmigo aun quemada es una prueba de fidelidad y amor”. Para el especialista, los hombres que apelan al fuego “suelen tener pocos recursos cognitivos. Tienen inteligencia formal pero no pueden manejar las variables emocionales. En general, están frustrados laboralmente y es muy probable que sean recientes desocupados”.

Terminar con el femicidio es una de las deudas que la sociedad mantiene con sus integrantes, por eso De Rosa afirma que “es necesario trabajar en la prevención de la violencia. Se puede detectar tempranamente y asistir como si fuera una real enfermedad: ‘Trastorno en el control de los impulsos’. Hay que actuar preventivamente”. Sobre todo, porque la no violencia también se aprende.

Para recibir ayuda: en la Ciudad, Dirección General de la Mujer: 0800-666-8537;

Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, 4370-4600 internos 4510 al 4514.

En la provincia de Buenos Aires: 0800-555-0137.

Fuente: Revista Veintitrés

emocion violentaLa emoción violenta es un atenuante de la pena que requiere la intervención pericial del psicólogo. A tal respecto dice el Art. 81
inciso 1- Se impondrá reclusión de tres a seis años, o prisión de uno a tres años:
a) Al que matare a otro, encontrándose en un estado de emoción violenta y que las circunstancias hicieren excusable.
b) Se refiere a la preterintención anteriormente aludida.

Inciso 2*- [ Se impondrá reclusión hasta tres años o prisión de seis meses a dos años a la madre que, para ocultar su deshonra, matare a su hijo durante el nacimiento o mientras se encontrara bajo la influencia del estado puerperal y a los padres, hermanos, marido e hijos que, para ocultar la deshonra de su hija, hermana, esposa o madre, cometiesen el mismo delito en las circunstancias indicadas en la letra a) del inciso 1 de este artículo].
“Para ser excusable el estado emocional debe resultar explicable por las circunstancias que envuelven la conmoción anímica y no la conmoción misma. La afrenta que lo provoca , a cuya génesis debe ser extraño el conmocionado; tiene que significar una injusticia de no escaso relieve para el sujeto agente, idónea para producir sin más una reacción de magnitud y que como consecuencia de tal afrenta el emocionalmente conmovido se encuentre impelido por una causa que efectivamente para él tiene un sesgo de justicia” ( parte del fallo en la causa 210 del 20 de agosto de 1999, de la Sala primera del Tribunal de Casación de la Provincia de Bs. As.).
“La emoción violenta, legalmente consagrada, se caracteriza por una intensísima conmoción del ánimo, que suele desordenar los comportamientos diluyendo la capacidad inhibitoria natural de los frenos genuinos o culturalmente adquiridos y que se trasuntan fisiológicamente (alteraciones del pulso, la vista, el olfato, el color de la piel, la coordinación y otros). Conjuntamente con las alteraciones corporales aparecen los síntomas psicológicos manifestando desajustes valorativos y escasez de frenos inhibitorios capaces, de comprobar la realidad circundante con una postura crítica. Para que el estallido emotivo resulte excusable será necesario que el cuadro emocional encuentre explicación no por la misma conmoción anímica sino por alguna circunstancia de la que, el caso, pueda predicarse capacidad generadora de esa excepcional emoción violenta. Sea una emoción superior a la que de por sí es propia de suponer en todo aquél que mata”. (Recurso de Casación Sala segunda, Causa 3095/01 – 844/01-7150/03).
Bonnet expresa que “…Esta violencia emocional obnubila u oscurece la conciencia originando un verdadero estado crepuscular psíquico. La atención se torna difusa las imágenes no se fijan por lo que la memoria evocativa es incompleta. No todo se olvida*; existen siempre “islotes mnésicos o amnésicos” respecto de detalles trascendentes o intrascendentes vinculados con el hecho clave” 10
• En fallo de Casación de Pcia. de Bs.As. en la causa N° 3794 caratulada “B. S. s/ Recurso de Casación” sentencia del 4 de setiembre de 2003, en parte dice”…la ley no exige que olvide los hechos perpetrados, sino que se encuentre en un estado de violenta emoción. Este estado perturbador – a su vez- presenta variaciones en sus expresiones externas que se encuentran relacionadas con el temperamento y educación de las diferentes personas….quien actúa en estado de emoción violenta, no es para nada un autómata que ignora lo que hace. El recuerdo de lo acaecido no es excluyente de la emoción violenta”.
Vicente Cabello da cuenta que “….Rabia no es sinónimo de emoción violenta. Por sí misma la ira es neutra de valor, por lo cual debe someterse a un juicio estimativo de laexcusabilidad de las circunstancias que provocaron su aparición – indignación, justo dolor- ; de no mediar este requisito, podría beneficiarse del privilegio de la figura de los hombres coléricos, iracundos, intemperantes, violentos o mal educados”.11
Entonces, la emoción violenta presupone la realización de actos concientes, pues la razón de la atenuante consiste en que el sujeto haya perdido el pleno dominio de su capacidad reflexiva y padecido una disminución de sus frenos inhibitorios, pero no que incurra en inconciencia que es un supuesto de involuntariedad que configura ausencia de conducta, en tanto que la emoción sólo produce una disminución del grado de culpabilidad.

 

Referencias:

10: Bonnet “Medicina Legal” – 2° edición – Ed. López- Bs. As. 1984- p. 1475.

Haz clic para acceder a fund_teo_delito.pdf

Más información: http://legales.com/Tratados/d/democion.html

El Síndrome de Estocolmo (SIES) es un estado psicológico en el que la victima de secuestro o retenido contra su voluntad, termina desarrollando una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los secuestrados acaban ayudando a los secuestradores a alcanzar sus fines o evadir a la policia.

Estocolmo es la ciudad de Europa con mayor número de secuestradores por metro cuadrado. Este hecho hizo que numerosos secuestradores fueran secuestrados por secuestradores y tuvieran que pagar el rescate otros secuestradores secuestrados que ya habían sido secuetradores implicados en secuestros secuestradamente secuestrados con captores secuestrosamente secuestrados. En muchas ocasiones los secuestradores secuestrados acaban convirtiéndose en secuestradores de los secuestradores. Se han dado casos en los que el amigo secuestrador del secuestrador secuestrado acaba secuestrando tanto a secuestrador como a secuestrador secuestrado para pagar el rescate del secuestrador secuestrado del bolsillo de la familia del secuestrador. Así fue como Estocolmo pasó a tener su propio síndrome.

Este síndromeno solo puede darse en secuestros sino que ya se veia tiempo atras en el caso de las mujeres que siguen amando a sus maltratadores y todas estas otras situaciones:

-Niños maltratados, mujeres maltratada,prisioneros de guerra, miembros de sectas, víctimas de incesto, situaciones de secuestro criminal, prisioneros de campos de concentración y relaciones controladoras e intimidantes

El vínculo emocional con el maltratador es en realidad una estrategia de supervivencia para víctimas de abuso e intimidación. El síndrome de Estocolmo en situaciones de secuestro o abuso se conoce tan bien en estos tiempos, que los negociadores de la policía no lo ven ya como inusual. De hecho, a menudo se promueve porque aumenta las oportunidades de supervivencia de los rehenes.  Por otro lado, implica que los rehenes que experimentan un síndrome de Estocolmo no cooperarán demasiado en el rescate o proceso judicial. El personal policial ha reconocido desde hace tiempo este síndrome en mujeres maltratadas que se niegan a presentar cargos, pagan las fianzas de sus maridos o novios e incluso atacan físicamente a los agentes de policía cuando llegan para rescatarlas de un ataque violento.

El síndrome de Estocolmo puede también encontrarse en relaciones familiares, románticas o interpersonales. El maltratador puede ser un marido o esposa, novia o novio, padre o madre y cualquier otro rol en el que el maltratador esté en una posición de control o autoridad.

Es importante entender los componentes del síndrome de Estocolmo relacionados con las relaciones abusivas y controladoras. Una vez que el síndrome se comprende, es más fácil entender por qué las víctimas apoyan, aman o incluso defienden a sus maltratadores.

Cada síndrome consta de síntomas y conductas y el síndrome de Estocolmo no es una excepción. Mientras que no se ha establecido una lista definida debido a la variedad de opiniones entre los investigadores y expertos, varios de estos rasgos estarán presentes:

  • Sentimientos positivos de la víctima hacia el abusador/controlador
  • Sentimientos negativos de la víctima hacia familiares, amigos, o autoridades que tratan de rescatarlos o apoyarlos en su liberación
  • Apoyo a las conductas y sentimientos del abusador
  • Sentimientos positivos del abusador hacia la víctima
  • conductas de apoyo de la víctima, a veces ayudando al abusador
  • Incapacidad para llevar a cabo comportamientos que podrían ayudarla en su liberación o desapego

El síndrome de Estocolmo no ocurre en cada situación de secuestro o abuso. En otro atraco a un banco con rehenes, tras aterrorizar a empleados y jefes durante horas, un francotirador de la policía disparó e hirió al atracador. Después de caer al suelo, dos mujeres lo levantaron y lo llevaron a la ventana para que le disparan de nuevo. Como puede verse, están implicados factores como el tiempo expuesto al abuso/control y otros.

Se ha visto que cuatro situaciones o condiciones están presentes y sirven como base del desarrollo del síndrome de Estocolmo. Estas cuatro situaciones pueden encontrarse en casos de secuestro, abuso severo y relaciones abusivas:

  • La percepción de una amenaza a la supervivencia física o psicológica y la creencia de que el abusador llevará a cabo la amenaza.
  • La percepción de cierta amabilidad del abusador hacia la víctima.
  • Ausencia de un punto de vista diferente al del abusador.
  • La percepción de la incapacidad de escapar de la situación.

Al considerar cada situación, podemos entender cómo el síndrome de Estocolmo se desarrolla en las relaciones románticas así como en situaciones de secuestro.